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EDITORIAL

“TODO LO QUE LAS CHICAS DESEAN CONTAR”

Malas experiencias. Aprendizaje diario. Temas tabú. Secretos… Así somos las mujeres!!!. Y como nosotras no hay personas en el planeta que tenga registrado hasta el más mínimo detalle cada experiencia vivida.

¿Problemas para contarlo? Pues si. No falta por ahí alguna chismosa o chismoso (porque los hombres no se quedan atrás) que lo cuenta todo, con lujo de detalles y con nombre incluido. Y aunque tratamos de que se conserve la discreción, termina en un vox populi alucinante. Como resultado, nuestras experiencias las guardamos bajo siete llaves. Sin embargo, no nos damos cuenta que lo que nos pasó, bueno o malo, puede servir a otras mujeres y estar, en el mejor de los casos, prevenidas ante cualquier situación.

Mujeres de M ha sido creado con el fin de que puedas encontrar un espacio en donde expresarte, escribiéndonos a nuestro correo electrónico, y de informarte, al leer experiencias de otras compañeras, bajo ningún tipo de vergüenza. Solo con el fin de que este blog se convierta en una especie de guía durante toda nuestra etapa femenina. Con temas que abarca desde que nos vino la primera regla, nuestro desarrollo profesional dentro de este mundo globalizado, experiencias en nuestra vida familiar y laboral hasta temas sobre parejas, responsabilidad sexual, y el papel de la mujer madre y profesional.

Te habrás dado cuenta que como mujeres, nuestra responsabilidad es bastante grande y eso demuestra que sólo nosotras tenemos la capacidad de asumirlo. Porque somos mujeres de éxito… somos mujeres de M.

Estamos seguras que este sitio te va a gustar. Las historias que publicaremos serán para y gracias a ti. Como editoras, nos comprometemos a contarte todo, ¿Porqué no?. Recuerda que las experiencias nos ayudan a crecer. Desde ya estás invitada.

Atrévete a contar tu historia. Sé una mujer completa, sé una mujer de M.

No te olvides!


martes, 8 de julio de 2008

¿ESTÁN PREPARADAS LAS PERSONAS PARA RECIBIR A LOS NIÑOS AUTISTAS?


Una pregunta difícil, pero que con voluntad y optimismo, se puede comenzar a resolver.

"Tu hijo es autista y lo va a ser toda su vida". El impacto de este diagnóstico aún conmueve a muchas madres de niños con este trastorno.

¿Qué es eso y cómo se cura? son las primeras preguntas de una madre, que parecía oír por primera vez esta palabra. Ella no esperó más. Se informó y se enteró de que el autismo es un trastorno generalizado del desarrollo (que afecta y compromete las áreas afectiva, social, cognitiva, comunicacional y lingüística, entre otras), que era producto de un desorden del sistema nervioso central y que se han detectado más de 30 condiciones médicas causantes.

Como en la mayoría de los casos, ella no vio en su hijo nada extraño hasta el año y ocho meses de vida. Y es que las manifestaciones autistas aparecen alrededor de los dos años de edad, cuando de pronto el niño pierde el contacto emocional con la mamá, papá o la persona con la que tiene más cercanía. De ahí que, generalmente, los padres piensan: “¡me cambiaron a mi hijo!”.

Después del diagnóstico, las madres comienzan a enfrentar no sólo una verdad que marca el antes y el después en la vida de su hijo y su familia, sino que también a una sociedad poco preparada frente a las discapacidades.

Entonces aparece el estrés en los padres, aturdidos ante la imposibilidad de control y comunicación con sus hijos, la falta de apoyo social y la incertidumbre sobre el futuro de sus hijos cuando ellos ya no estén.

Aquí comienza el primer paso de un largo camino hacia la integración de estos menores en el mundo que les rodea, para lo cual la ayuda de especialistas de todas las áreas es fundamental. Sin embargo, el tema no es tan simple ya que no todos los niños pueden ser integrados así como así.

Por ello, el Ministerio de Educación se ha encargado de establecer las bases sobre el acceso a la Educación con la Ley de la Persona con Discapacidad, ley que ha nacido en respuesta a la exigencia de los padres de estos menores con el fin de brindar alternativas educacionales a niños con necesidades educativas especiales con proyectos de integración escolar.

Empecemos como sociedad “normal” dando el primer paso.

martes, 1 de julio de 2008

Padres sobreprotectores

Algunos padres tienen grandes dificultades para dejar a sus hijos, a medida que éstos van creciendo, un espacio de independencia cada vez mayor. Es el caso de los padres y madres "sobreprotectores" que, buscando cuidar a sus hijos, terminan entorpeciendo su crecimiento interior y, en algunos casos, generando una potencial o actual rebeldía o rechazo.
Si bien no se puede establecer un calendario común para padres en el que se fije de modo universal el grado de independencia que debe otorgársele al hijo según el año de vida que atraviesa, no caben dudas de que las personas evolucionan desde una total dependencia de los padres hasta la independencia que la Naturaleza y la sociedad le reconocen al mayor de edad. Por lo tanto, no cabe hacer la pregunta de si debemos o no dar más independencia a nuestros hijos, porque esa respuesta ya ha sido dada por la propia Naturaleza. De lo que se trata es de saber cuándo y de qué manera debemos ir permitiendo que esa libertad se vaya ensayando de modo tal que no perjudique su ejercicio futuro.
Vivimos un tiempo difícil para los padres. El permisivismo general puede llevarnos a pensar, por oposición, en la necesidad de que los padres tengamos una mayor injerencia en todo. Pero ello no debe hacernos olvidar que es fundamental ir cediendo espacios a medida que el niño crece, porque se trata de una necesidad surgida de la propia naturaleza del ser humano, que necesita ejercitar su capacidad de deliberación y elección.
La sobreprotección, si bien puede darnos a nosotros cierta seguridad, inevitablemente retarda en nuestro hijo la maduración de su capacidad para elegir libremente y responder por las consecuencias de sus opciones. Para quien mira sólo el corto plazo, garantiza buenos resultados, pero, si miramos a mediano y largo plazo, notaremos que esta práctica paterna posterga en el hijo el desarrollo de una de sus capacidades fundamentales: la de obrar libre y responsablemente.
Hacer las tareas junto a nuestro hijo, controlar periódicamente sus carpetas, puede ser muy bueno en los primeros años de la enseñanza primaria. Desprendernos poco a poco de hábitos de este tipo será con el tiempo necesario si queremos acompañar el crecimiento de nuestro hijo.
La libertad implica soledad interior. Quien decide, lo hace por sí mismo y asume la responsabilidad por su decisión. Si sobreprotegemos a nuestro hijo lo privamos del espacio de intimidad y soledad que necesita para formar su identidad y su personalidad, y, sin quererlo, dificultamos su desarrollo integral.